LAS DEUDAS NO TERMINAN
Prólogo.
Pov. León.
Cuando Pablo nos abrió la puerta mi vista periférica
se activó para darme cuenta de la tensión y rigidez en el cuerpo de Gaby, era
como si de repente hubiera dejado de respirar, así, sin más. Me giré hacia ella
y me estaba acercando un poco más cuando de su boca salió una pregunta que me
dejo helado.
-
¿Papá? –
-
Gaby, pequeña, ¿te encuentras bien? – le
pregunté cogiéndola de la mano – Gaby, mi amor, reacciona – puse mi mano
derecha en su mejilla intentando que girara la cabeza y me mirara, pero no
conseguí nada, no se movió ni un milímetro.
-
¿Gaby? – preguntó Pablo abriendo mucho los
ojos – oh, Gaby, pequeña – espera ¿Qué…?
Pov. Gaby.
Se
estaba acercando a mí, ese desgraciado que alguna vez llamé papa, ese al que
adoraba, se estaba acercando a mí después de hacernos creer durante diez años
que estaba muerto. León había intentado inútilmente hacerme reaccionar pero no
lo hice hasta que vi al desgraciado de mi padre poner a Alejandra en brazos de
León y acercarse a mi dispuesto a darme uno de esos abrazos suyos, abrazos
rompe huesos que aun recuerdo de cuando era pequeña – no se te ocurra acercarte
a mí, no me toques, eres un desgraciado, ¿Cómo pudiste fingir tu muerte todo
este tiempo?, ¿sabes acaso lo que sufrimos cuando nos dejaste con mama?, bueno,
si es que a esa zorra se le puede llamar madre, Alicia y yo tuvimos problemas
alimenticios por el bullying que nos hacían en clase y que tu nunca estuviste
para mitigar, que nuestra “madre” nunca se preocupo en mínimo, intentar cortar
por lo sano, y es que, ¿cómo iba a querer hacerlo? si solo éramos las cuatro
mocosas que su marido se había empeñado en adoptar sin ni si quiera consultarle
y que luego nos dejó tiradas como basura con ella. León, ya tenemos a tu hija,
vámonos por favor le pedí girándome y mirándolo a la cara suplicante.
-
No pequeña, espera – dijo el hombre que se
hacía llamar mi padre intentando retenerme.
-
Espera, esperar – dije con recochineo –
claro, como tú durante esto diez años ¿no? ¿Qué esperabas? ¿Qué nadie
descubriera que estabas vivo?
-
Pues sí, tenía la esperanza de que nadie
me descubriera hasta que hubiera podido arreglar todos los problemas en los que
me metí hace más de diez años. Tal vez no puedas entenderlo ahora pero sé que
algún día me agradecerás por alejarme, pues no podría haberos mantenido con
vida si no lo hubiera hecho.
-
No me vengas con pamplinas hazme el favor,
tenias un amigo policía, con su propia comisaría y con muchos recursos para
ayudarte. Me largo para la comisaria, de tu amigo por cierto, el sí que se
comportó como un padre con mis hermanas y conmigo cuando te largaste, la
mayoría de los días nos recogía y nos llevaba a su casa después del colegio
para no dejarnos con ese desperdicio de persona con la que tu nos dejaste. No
te molestes en volver a buscarme- le dije antes de irme – por mí como si te
mueres de verdad, total, después de diez años fingiendo tampoco va a hacer
mucha diferencia. – ya me iba cuando volví a girarme y le dije – y, no vuelvas
a llamarme pequeña, ese gusto solo lo tiene mi novio – cogí a León de la mano
para que mi padre captara la indirecta y tiré de él hacia el coche.
Pov. León.
-
¿Eres hija de mi suegro?
Gaby
se rió como si le hubiera contado un mal chiste – que sea tu suegro ya lo hace
mi padre León –
-
No me refiero a eso boba, sino a que es el
padre de Chloe – le dije mientras ataba a Alejandra a su sillita homologada y
me subía después en el asiento del acompañante de la bonita Ford Explorer de mi
novia.
-
¿Cómo has dicho? – me preguntó Gaby
apagando el contacto del coche, echando todos los pestillos y girándose a
mirarme - ¿tu ex novia es mi hermana? ¿la novia a la que le diste esa hermosota
niña de ahí detrás?
-
Puedo darte una más hermosa a ti cuando
quieras. – bromeé mientras me acercaba a ella para besarla
-
León que esto es serio – dijo cuando
estaba a un par de centímetros de sus labios.
-
Yo también hablo en serio – dije sonriendo
y la besé. – podríamos tener un mini León o una mini Gaby cuando tú quieras.
-
¿Vas haciéndoles bebes a todas tus novias?
– yo reí
-
Claro que no, solo a ti. – me separé de
ella - ¿me harías el hombre más feliz del mundo casándote conmigo? – le
pregunté abriendo la pequeña cajita del anillo que le compré – no pretendía que
fuera en un coche después de enterarte de algo tan duro como lo de hace un
momento, pero te quiero tanto que ya no puedo seguir esperando, total, mientras
sea contigo cualquier momento o lugar es el indicado y el más perfecto.
Pov. Gaby.
-
Pues claro que quiero casarme contigo
pequeño – que yo lo llamara pequeño a él que era dos o tres cabezas más alto
que yo tenía su recochineo. Puse mis manos detrás de su cuello y lo acerqué
hasta que sus labios chocaron con los míos. – te amo pequeño.
-
Y yo a ti cariño. ¿Qué tal si dejamos a
Alejandra en casa de mis hermanos y nos vamos a celebrar?
-
Tenemos que volver a la comisaría – le
dije haciendo pucheros.
-
¿No podemos escaparnos un ratito? ¿ni un poquito
así? – dijo juntando sus dedos índice y pulgar para marcar la cantidad más
pequeña que podía.
-
No sabes cómo odio tu poder de convicción.
– dije separándome de él y arrancando el coche para ir a casa de Iván y Larry.
Pov. León.
Tras
dejar a mi hija con mis hermanos Gaby y yo nos fuimos para nuestra casa, bueno,
su casa en realidad.
-
Ahora me acuerdo de ti, osea, cuando era
niña muchas veces, más bien casi siempre, tu padre nos recogía y comíamos en su
casa. Me acuerdo de un renacuajo muy guapo que siempre me decía que era un gran
león, un león que me comería si no salía con él. ¿no podías pedirme salir como
un niño normal? tú tenías que ser un león que me comería si yo no era su novia
Empecé
a reírme como un poseso – ya ni me acordaba de eso. Pero mira, él león te
comió, eres su novia y nos vamos a casar. – dije cogiéndola de la mano y me
incliné para besarle la mejilla. Cuando ya casi estábamos llegando un coche nos
arroyó, no sabría decir la marca, modelo o color, solo que era grande. Intente soltarme
el cinturón para ayudar a Gaby, pero Gaby estaba inconsciente y mi cinturón no
sé desataba, vamos, es que ni para delante y para atrás, no sé soltaba. Poco a
poco lo empecé a ver todo negro y cuando dije de despertar estaba en un almacén
mugriento, oscuro y con pintas de llevar mucho tiempo abandonado, atado a una
silla, en medio de la habitación.
Capitulo 1.
Pov. Claudia.
Solo
hace cinco meses que mi padre murió, mi madre se está volviendo alcohólica y
por más que intento que lo deje ella está negada. No quiere ver que se está
metiendo en algo de lo que no va a poder salir fácilmente. Mi hermano y Lucas
llevan un par de meses drogándose, no hay forma tampoco de que entiendan que si
les pasa algo me muero, no podría soportar perder a toda mi familia en menos de
medio año.
-
Claudia vamos – me dice Marta –
Esta
noche voy a quedarme a dormir en su casa, y posiblemente me quede todo el fin
de semana pues no me apetece ver como mi madre y mi hermano se echan la vida a
perder. – sí, vámonos de aquí antes de que me arrepienta de dejarlos solos. –
le contesté y salí de mi casa con la bolsa donde metí mi ropa en mis manos.
ESA MISMA NOCHE…
No
sabía que mas hacer para que Lucas y mi hermano entendieran que no quiero
perderlos por culpa de todas esas malditas drogas y estaba pensando en ir a
hablar con Lucas cuando lo escuché llegar pero cuando lo encontré, estaba
esnifándose una ralla sobre la encimera de la cocina. Saber que se echa la vida
a perder es duro pero verlo con mis propios ojos es algo que me mata por
dentro. Así que me fui para la habitación de invitados que quedaba frente a la
habitación de él y me acosté a llorar hasta que lo escuché entrar en su cuarto
y cerrar la puerta. Esperé poco más de media hora hasta que supuse que estaría
dormido.
Pov. Lucas.
-
Lucas
-
Oigo que me llaman mientras me traquetean
de un lado a otro.
-
Lucas
despierta -
¿Esa es la voz de Claudia? ¿Pero que hace
ella en mi cuarto? - ¿qué quieres Claudia? No son horas de colarse en cuartos
ajenos renacuaja - hace mucho tiempo que la llamo así, odia que la llame así...
-
Te he
dicho un millón doscientas mil veces que no me digas renacuaja - dice en un
grito susurrado
-
Claudia
dime lo que quieres que son las cinco de la mañana - digo después de mirar el
despertador
-
¿Porque
me hacéis esto? ¿Queréis matarme igual que a mi padre? -
-
¿Qué?
- le pregunté abriendo los ojos desmesuradamente.
-
¿Porque
Carlos y tú me hacéis esto? Os he dicho muchas veces que si os pasa algo me
muero pero no parecéis hacerme caso -
-
Claudia
pero... Pero ¿porque lloras? - digo medio tartamudo
-
¿Porque
Carlos y tú no me hacéis caso y os dejáis las malditas drogas? -
-
Claudia
es algo que tú no puedes entender pero... -
-
Pero
nada imbécil, me tratáis como si fuera una niña pequeña y estúpida cuando en
realidad solo soy nueve meses menor que vosotros y que encima soy muchísimo más
inteligente que vosotros dos. El problema aquí es que no superas la muerte de
tu madre y mucho menos que tu padre violara durante años a tu hermana y, por
parte de Carlos pues que no supera la muerte de nuestro padre, pero para
vuestra maldita información yo también he pasado lo mismo o más que vosotros,
mataron a mi padre, me secuestraron, me violaron, violaron a mi amiga y luego
tuve que enterarme que su padre lo hizo durante años y que ella no me tuvo la
suficiente confianza para decírmelo. Pero es que, encima, como si eso no fuera
suficiente tengo que aguantarme a mi madre alcohólica, a mi hermano drogadicto,
tengo que cuidarme y curar mis heridas yo sola y encima tengo que ayudar a mi mejor
amiga a curar las suyas porque está muy mal y no puede ella sola y lo peor es
que me tengo que aguantar que el chico del que estoy enamorada desde hace años
se vuelva el inseparable de estupideces de mi hermano.
-
¿Cómo?
–
-
Que
te quiero ¿Todavía no te has dado cuenta todavía de que te quiero? -
-
Clau,
ya sé que soy como tu hermano pero no llores -
-
No
Lucas, no te quiero como hermano - dice tirándose en la cama a mi lado - Lucas,
por favor dejad toda esa mierda, no puedo perder a nadie más, no quiero perder
a las dos personas que más quiero. -
-
Renacuaja
respira que no te entiendo nada. -
-
Que
te dejes las drogas Lucas, que te quiero, que... - de la nada se lanza sobre mí
y me besa, la tenía abrazada para que dejara de llorar pero ahora esta tumbada
sobre mi cuerpo y ¡me está besando!
-
Claudia...
¿Qué haces? - digo entre nuestros besos.
-
Por
favor Lucas, deja las drogas, no te quiero perder, por favor - me dice
suavemente sobre mis labios para luego esconder su cara entre mi cuello y mi
hombro para seguir llorando.
-
Claudia
por favor, no llores, grítame, insúltame o pégame si así te apetece, pero no
llores, no puedo soportar verte llorar por favor. – le dije al oído mientras la
sostenía sobre mi por la cintura y le acariciaba en cabello suavemente.
Ella levantó lentamente la cabeza de mi
hombro, todavía más lentamente se acercó a mi boca y volvió a besarme de nuevo,
pero este era un beso muy dulce, suave, y realmente repleto de amor. Sabía que
no podía seguir con esto pero llevo tanto tiempo esperando que suceda este
milagro que no puedo separarme de sus labios. – Claudia – gemí cuando ella
empezó a pasar sus uñas por mi abdomen, bajando hasta la cintura de mis bóxers
y siguió bajando sin detenerse intentando colar su mano bajo el elástico de
estos. Gemí cuando estaba llegando a su destino y gire con ella en mi cama para
ponerla boca arriba y poder meterme entre sus piernas, mi pequeño Lucas estaba
encantado con su nueva cama, mi mano estaba subiendo por toda su pierna
impaciente por alcanzar ese tesoro escondido entre sus piernas cuando el
despertador sonó y Carlos entró por mi puerta para despertarme e ir a clase.
Pero puedo asegurar que por su cara roja hoy ninguno iríamos al instituto, más
bien estaba seguro de que lo que iba a hacer era matarme por lo que estaba
pasando entre su hermana y yo en mi cama en ese mismo momento.
Capitulo 2.
Pov. Carlos.
-
No me
puedo creer que mi mejor amigo me esté traicionando de esta manera – dije
cogiendo a Lucas por el cuello y quitándolo de encima de mi hermana – hicimos
un pacto traidor, ninguno de nosotros saldría con la hermana del otro y tú
estabas casi desnudo y a punto de acostarte con mi hermanita pequeña
desgraciado.
-
Carlos
yo... – mi “mejor amigo” estaba a punto de ponerme alguna excusa tonta cuando
mi hermana se metió en medio de nosotros empujando a Lucas hacia la cama y
alejándolo de mi.
-
¿Cuándo
demonios vas a entender que no soy un bebe Carlos? ¿cuándo te vas a dar cuenta
que solo soy nueve malditos meses más pequeña que tu y que además soy mucho mas
lista y responsable que tú? Al menos yo afronto mis problemas de frente y no
entregándome a las drogas como tu imbécil, ni al alcohol como nuestra madre. –
dejo a Lucas sentado en la cama y por más que él trató de sujetarla ella empezó
a acercarse a mi apuntándome con su dedo índice. – deja de tratarme como si
fuera una niña pequeña y déjame hacer lo que se me dé la santa gana – y a base
de empujones me echó del cuarto y cerró la puerta con el pestillo desde
adentro.
Pov. Lucas.
-
¿Por
qué hiciste eso Claudia? Ahora sí que tú hermano me va a matar.
-
No,
la que te va a matar voy a ser yo como me dejes a medias. – me contestó
empujándome sobre la cama y subiéndose sobre mí a horcajadas. – Así que por tu
bien espero que termines con lo que empezamos hace un rato – e hizo chocar sus
labios contra los míos en un beso demoledor. No sabéis lo que me gustaría tener
la suficiente fuerza de voluntad como para cortar esto por lo sano pero ni de
broma podría separarme de ella.
-
Pequeña
¡me vas a matar! – dije sobre sus labios devorándola a besos.
Volví a girar con ella entre mis brazos,
volviendo a la posición inicial, entre sus hermosas piernas – ¿estás segura de
esto hermosa? Como bien dijiste, hace solo unos meses que pasaste por algo muy
duro y no me gustaría hacerte sentir mal –
-
Estoy
segura, solo hazlo, hazlo – repitió volviendo a meter su mano en mis bóxers
para sacar a mi pequeño Lucas de su lugar y acercarlo hasta su vagina para
introducirme dentro de ella hasta hacernos contener el aire bruscamente. No sé
en qué momento se quitó su ropa interior o si es que ya vino a mi cuarto sin
ella pero me importa una regalada mierda eso en este momento, ahora mismo solo
me importa hacerle el amor, lentamente y hasta el medio día, no iremos al
instituto si es necesario. – Lu… Lucas – gimió Claudia en mi oído casi sin aire
– muévete Lucas.
-
Como
tu mandes mi reina – dije empezando a balancearme hacia delante y hacia atrás,
manteniéndome dentro de ella, haciéndola gemir de placer, haciéndola, poco a
poco, llegar hasta la cima y romperse en mil pedazos entre mis brazos,
besándola cuando la noté temblar antes
de que chillara de placer y al impulsivo de su hermano le diera por tirar la
puerta abajo para cortarme mis partes a cachitos.
Tras terminar me acosté a la par suya,
nos tapé con las mantas y la abracé contra mi cuerpo. – creo que mejor no vamos
a clase, total, seguro y llegaríamos tarde.
-
No
podemos faltar Lucas, tenemos exámenes hoy, y esta semana la tenemos llena
también.
Capitulo 3.
Pov. Claudia.
Lucas y yo nos levantamos, duchamos y
vestimos en un tiempo record, pues eran las ocho menos cuarto y teníamos que
estar en clases antes de las ocho o no nos dejarían entrar.
-
Ya
está bien que salgáis – dijo mi hermano –espero por tu bien que no le hagas
daño a mi hermanita porque juro que te mataré – amenazó a Lucas. – no me voy a
oponer a que tengáis algo porque sería inútil con esta cabezota de por medio –
me señaló. – pero te lo advierto, si le haces daño estarás acabado.
-
No le
voy a hacer daño hermano, te lo juro – aseguró Lucas cogiéndome de la cintura.
-
Eso
espero. Vayámonos a clase antes de que no nos dé tiempo y nos echen de clase. –
mi hermano me cogió de la mano y pasando su brazo sobre mis hombros salimos de
la casa de nuestros amigos para irnos al instituto en el coche de mi hermano.
-
Por
cierto, buenos días hermanita - me dijo Carlos levantándome en un abrazo y
dándome un beso en la sien.
Nos subimos al coche, un deportivo negro,
llegamos al instituto y nos bajamos del coche, al entrar dos chicas de las
populares Melani y Melodía, unas barbies de 90-60-90, rubias de bote y media
melena con extensiones más largas que los cinturones que llevan por faldas,
saltan encima de mi hermano y de Lucas dándoles un beso mientras envuelven sus
piernas en las cinturas de ellos. Lucas intenta quitársela de encima pero esa
tipa es dura de roer, eso sí, le hizo varias cobras hasta que consiguió
quitársela de encima, no se dejo besar ni una sola vez y eso me alegró.
-
Pero
mira a quien tenemos aquí, pero si es la nerdeta morena - dijo Melodía
-
¿Y
quién es la coleta con la que va?, así es damas y caballeros, aquí tenemos nada
más y nada menos que a la nerdeta rubia y a la nerdeta morena. ¿Porque no os
perdéis de una puta vez de este instituto monstruitos?, que no valéis para
nada, iros de este instituto y dejad de amargarnos la vista a todos - ambas se
acercaron a Marta y a mí y nos empujaron tan bruscamente que nos tiraron al
suelo.
-
Como
vuelvas a insultar o a tocar a mi novia o a mi hermana acabaré contigo. – la
amenazó Lucas mientras él y Carlos nos ayudaban a mi amiga y a mí a
levantarnos.
-
¿Tu
novia? Tu novia soy yo Lucas.
-
Eso
es algo que te has inventado tú solita porque yo nunca he tenido nada contigo.
-
¿Nunca has tenido nada conmigo? ¿y qué hay de
la otra noche cuando…?
-
Si
bueno – dijo Lucas – eso fue un error, estaba ebrio y colocado, pero no volverá
a suceder porque como te acabo de decir, tengo novia. – repitió señalándome.
-
No me
puedo creer que me estés cambiando por una de las nerds del instituto.
-
No te
estoy cambiando Melodía, nunca ha sido nadie más que ella. Ella es a quien
siempre he querido tener conmigo, a ella es a quien no cambiaría ni por ti, ni
por nadie. – cuando escuché eso mi corazón se encogió y mi ego se infló como un
zepelín así que simplemente me acerqué a mi novio y lo besé, delante de todos,
pero, ¿a quién le importan los demás cuando el hombre que quieres acaba de
gritar a los cuatro vientos que siempre ha estado enamorado de ti?, a mi desde
luego que no.
Capítulo 4.
Pov. Carlos.
-
Esperad
un momento, Melani y Melodía. ¿Qué habéis dicho? Repetidlo – Les dije bastante
cabreado después de escuchar como hablaban de mi hermana aunque ahora mismo
ella estaba más preocupada en comerle la boca a Lucas que en que yo la
estuviera defendiendo.
-
¿Qué
pasa Carlos, que ahora vas a defender a las nerdetas o qué? ¿estás enamorado de
alguna de ellas?
-
Pues
fíjate que sí, estoy enamorado de esa morenaza con gafas de allí, la amo más
que a nadie en está jodida vida – le dije mientras ayudaba a Marta a mantenerse
en pie, al parecer se hizo daño en un tobillo cuando esas descerebradas la
empujaron – Y... ¿sabes que te digo? Pues que como no sabes respetar al amor de
mi vida, a la mejor chica de mi mundo, a MI HERMANA, pues hemos terminado –
Lucas se separó de mi hermana y nos giramos dispuesto a irnos, cuando Melani se
puso delante de mí y me dijo.
-
Espera
Carlos, yo no sabía que era tu hermana.
-
Me
importa una mierda que no supieras que es mi hermana, esa no es forma de tratar
a nadie. – como Marta no podía caminar ni sujetándose de mí la cargué en brazos
hasta la enfermería. Lucas se llevó a mi hermana a su casa y más tarde yo los
alcanzaría con Marta.
Cuando entré con Marta en la enfermería, la enfermera del instituto me
indicó que la pusiera sobre la camilla con las piernas estiradas así que así lo
hice. – Marta, ¿te encuentras bien? ¿Te duele mucho? ¿Necesitas que te traiga
algo? – la bombardeé a preguntas después de tumbarla sobre la camilla y ella
empezó a carcajearse.
-
No te preocupes tanto
Carlos, solo es una torcedura de tobillo, tal vez un esguince, me pondré bien
enseguida – me contestó mientras se reía. Y no sé qué sentiría un pavo cuando
se le hincha el pecho, ni tampoco que sentiría un maldito zeppelín lleno de
aire pero yo me sentía increíblemente bien por haber conseguido hacerla reír.
-
Te prometo que esas
descerebradas no volverán a acercarse a ti, te lo juro.
-
No te preocupes, Claudia
y yo ya estamos acostumbradas nos tratan así desde hace algunos meses.
-
Sí que me preocupo, no sé
tú pero a mi si me importa que te traten así y te juro que no volverán a
acercarse a ti porque si lo hacen te aseguro que las destruiré por completo, no
volverán a servir ni para trapear el suelo.
-
¿Por qué de pronto te
importo tanto?
-
No entiendo tu pregunta
Marta, tu siempre has sido muy importante para mi
-
Pues estos últimos cinco
meses no se ha notado para nada que yo te importe lo más mínimo, solo te ha
importado ahogar tus penas en alcohol y drogas, y hablo de ti como también
hablo de mi hermano. Ninguno de los dos os habéis preocupado en preguntarme
como estoy, si necesito a alguien con quien hablar, ni si quiera os habéis
preocupado en ver si he podido superar que me violaran durante aquel secuestro.
-
Marta – intenté decir
algo, pero ella tenía razón, solo me he preocupado en olvidar la muerte de mi
padre y no me he dignado a encargarme de mi hermana o preocuparme de la chica
que me trae loco desde hace varios años – yo no tengo ninguna excusa creíble
que decirte, solo puedo decirte que lo siento, de verdad lo siento, te prometo
que me dejaré toda esa mierda y me ocuparé mas de mi hermana y de ti. – me
incliné un poco sobre ella y besé su frente repetidas veces mientras seguía
repitiendo un lo siento, y no era uno falso, era tan real como lo loco que
estaba por ella. – perdóname por favor
-
Carlos solo déjate toda
esa mierda en la que te has metido, solo con eso me harás muy feliz.
-
Es una promesa Marta,
sabes que si prometo algo lo cumplo. – ella solo asintió, no supe porque no
dijo una sola palabra hasta que noté sus lágrimas resbalar sobre la mano con la
que estaba acariciando su mejilla.
Capitulo 5.
Pov. León.
Cuando dije de despertar estaba en un
almacén mugriento, oscuro y con pintas de llevar mucho tiempo abandonado,
estaba atado a una silla en el centro de la habitación, no había mucha luz
salvo la que entraba por una claraboya situada sobre mi cabeza.
Intente soltarme las ataduras pero no
pude, aunque lo que si note fueron unas manos pegadas a las mías, me giré para
ver quién era rezando para que fuera Gaby.
-
"Que sea Gaby, por favor, que sea ella"
Cuando me gire y la vi pude volver a
respirar pero seguía teniendo un nudo en la garganta, estábamos secuestrados,
sin ni si quiera saber dónde, ella seguía conmigo pero estábamos amarrados,
ella inconsciente y sin salida alguna.
Pov. Pablo.
Suena mi teléfono y me asusto, mi teléfono nunca suena, solo suena el de la casa cuando Marina
me llama para preguntar alguna de sus ya muy continuas estupideces.
-
¿Sí?
-
Si quieres volver a ver a
tu hermosa Gabriela mas te vale devolver todo el dinero que nos debes – y
colgaron
-
Mierda – grité. Cogí mi
abrigo y mis llaves y salí corriendo hacia la comisaría de Rubén, nunca pensé
que tendría que hacer esto y descubrir mi mentira delante de mi mejor amigo
después de tanto tiempo.
Pov. Carla.
Ya han pasado más de doce horas desde que
mi hermana y León sé fueron a buscar a la hija de él y nada que regresan. Estoy
dando vueltas de un lado para otro sin saber qué hacer, Rubén no para de
decirme que me quede quieta que no tardaran en volver pero es que yo sé que no
van a venir, tengo un mal presentimiento, la casa de la ex de León estaba aquí
cerca no podían tardar tanto ni yendo a dejarla con mis cuñados. Con la maldita
mala suerte que tenemos últimamente de seguro y los secuestraron.
-
¿Pablo?
-
Cuando me giré para ver a quien le
hablaba Rubén sé me corto la respiración, era mi padre...
-
Ay,
Rubén amigo, me acaban de llamar, han secuestrado a mi hija y a su novio,
tienes que encontrarlos, iban con mi nieta y ella solo tiene cinco años. –
-
¿Ahora
mi pregunta es…? ¿Tú no estabas muerto? Nos mentiste, a todos. Te aseguro que
no te librarás de esta conversación. Ahora solo dime ¿Qué hija? -
-
Pues
Gabriela, ¿quién más?, Carla, Alicia y Vicky están aquí - y era cierto hice ir
a una patrulla a por ellas y acabo de mandar otra a por Iván y Larry, Diego
está conmigo desde esta mañana.
-
Carla,
dime que es mentira, que estoy viendo visiones – me suplicó Alicia mientras
ella y Vicky apretaban mis brazos.
-
No
hermanas, aquí está este desgraciado que se hacía llamar nuestro padre, pero
ahora necesito encargarme de lo que pasó con Gaby y León, luego lo hablamos
hermanas, te lo prometo.
Activé un código 914 – agente
desaparecido – además de una alerta Amber por – niño desaparecido y puse a toda
la maldita comisaria a trabajar en el caso, mi hermana estaba desaparecida, mi
cuñado también e iban con una niña de cinco años, mi padre que sé suponía
estaba muerto está aquí denunciando un secuestro... Esto es de locos.
Capitulo 6.
Pov. Carlos.
UN
PAR DE HORAS MÁS TARDE...
Estoy en la
cafetería, no sé si me he presentado, pero por si acaso, me llamo Carlos tengo
17 años recién cumplidos, soy rubio con ojos verdes, como ya sabréis soy el
hermano de Claudia, ella es el gran amor de mi vida, daría mi propia alma al
diablo porque ella estuviera bien, después de lo que paso está mañana con las
putas de Melani y melodía, me llevé a Marta a la enfermería, Claudia no se hizo
ningún daño pero Marta sé había hecho un esguince en el tobillo.
Acabo
de llegar a la cafetería ya que por órdenes de la enfermera he tenido que dejar
a Marta en su casa, la enfermera dijo que no sé moviera de la cama en todo el
día, porque en el colegio no tienen mucho material médico, pero que si mañana
le dolía algo fueran al médico para que le hicieran radiografías.
Llego a mi mesa junto con Lucas, cargando
cada uno nuestra bandeja del almuerzo, cuando me siento, oigo la chirriante voz
de Melani hablando en la mesa de al lado sobre una fiesta, lógicamente Lucas y
yo estaremos invitados, como siempre, de pronto oigo algo que no me gusta nada,
al parecer Lucas también lo ha oído porque sé giró a mirarme con el miedo
reflejad en los ojos. Cuando asesinaron a nuestros padres descuide mucho a mi
hermana y después de que la secuestraran y violaran, me siento aun peor, ella pasándolo
mal y yo por ahí ahogando mis penas en alcohol y porros.
Pov. Claudia.
Estoy en casa de Marta, el horario de
clases aún no ha terminado así que estamos solas, estamos en el sofá, viendo la
tele, bueno más bien zapeando porque no hay nada interesante en la televisión,
estaba a punto de lanzar el mando por los aires cuando el timbre de la casa
sonó, Marta y yo nos miramos y yo me levanté del sofá y fui a abrir, eran
Melani y melodía, ¿que querrán este par de putas...?
-
¿Qué?
- les contesto seca y cortante.
-
Veníamos
a pediros disculpas por lo mal que nos hemos portado con vosotras y como
símbolo de que nuestra disculpa es en serio os hemos traído invitaciones a la
fiesta que hemos organizado para este viernes por la noche, espero que vayáis -
dijo Melani y sé fueron - por cierto ahí va la dirección, hora, y todo, es una
fiesta informal así que por la ropa, lo más normalito, vestidos, faldas,
tacones... Nos vemos en clase - y se fueron.
Cerré la puerta y volví a entrar al
salón, Marta me miró, yo la miré, sonreímos y empezamos a saltar, sentadas
sobre el sofá porque ella no podría hacerlo con su esguince, de la emoción -
por fin, vamos a ir a una fiesta - le digo a Marta. Cuando se lo digamos a los
chicos no se lo van a creer.
Pov. Lucas.
Aun no me puedo creer todo lo que oímos
decir a ese par de arpías en la cafetería, Carlos aun está en shock mientras
conduce hacia mi casa.
-
Carlos
– le digo – necesito un favor
-
Claro
dime, si está en mi mano, está hecho.
-
Yo ya
voy a ir a la fiesta con Claudia, es decir, en serio quiero algo real con ella,
no solo la quiero para acostarme con ella si es lo que estás pensando. Pero no
quiero que mi hermana vaya sola, se que la humillarán sin compasión, ¿te
importaría hacerte pasar por novio de Marta?
-
Claro
hermano, sin problema, yo también estaba pensando en hablar con ella sobre eso,
sabes que yo quiero muchísimo a Marta y…
-
¿Como
de muchísimo? – le pregunté interrumpiéndolo y frunciendo el ceño.
-
No
voy a contestar a eso, de verdad aprecio mis pelotas. Pero te prometo que no
dejaré que nadie la lastime, nunca.
Cuando llegamos a mi casa, las chicas
estaban buscando algo que ver en la televisión aunque seguramente no habría
nada porque estaban tumbadas en el sofá y con una cara de aburrimiento que ni
yo en mis días más aburridos.
-
¿Qué
hacéis dormilonas? Estáis ahí que en cualquier momento vais a empezar a roncar.
-
No
seas idiota, yo no ronco – dijeron las dos a la vez. Esto ya debe ser algo
clínico, no sé qué pasa con ellas que siempre hablan a la vez.
-
Marta
¿quieres que te ayude a ir hasta tu cuarto? Me gustaría poder hablar contigo –
le preguntó Carlos a mi hermana.
-
De
acuerdo vayamos a mi cuarto para hablar tranquilos. – intentó levantarse pero
al ver la cantidad de escaleras que tenía que subir se giró de nuevo hacia
Carlos y sonriendo tímidamente le dijo – creo que si voy a necesitar ayuda.
-
Como
la linda señorita desee – dijo él sonriéndole y agachándose para pasar su brazo
bajo las piernas de ella y así subir las escaleras con ella en brazos.
Pov. Marta.
Carlos me cogió en brazos y subió las
escaleras hasta adentrase en mi cuarto, sentarme suavemente sobre mi cama y
volver para cerrar la puerta.
-
Bueno
¿de qué querías hablar conmigo? – le pregunto palmeando el colchón a mi lado
para que se siente y me cuente.
-
Bueno
es sobre la fiesta de Melani y Melodía…
-
¿Cómo
supiste que nos invitaron? – lo interrumpí.
-
En la
cafetería estaban hablando de invitaros para poder seguir humillándoos como
venganza porque yo dejé a Melani y porque Lucas pasó de Melodía por estar con
mi hermana. Y la verdad no pienso dejar que te lastimen, jamás dejaré que nadie
te haga daño. Lucas irá con mi hermana y es obvio ya que ahora están juntos,
¿aceptarías venir conmigo a la fiesta? – me preguntó hincando rodilla.
-
Claro
bobo – le dije sonriendo. Entonces el sonrió, se sentó a mi lado de nuevo y me
besó, me besó estirando mis piernas sobre las suyas para que no me hiciera más
daño en la pierna y de paso para que siguiera lo que dijo la enfermera, tener
la pierna en alto y estirada. – Carlos,
como mi hermano nos vea nos va a matar.
-
No
creo, el hizo lo mismo esta mañana con mi hermana y sí, me enfadé, pero no le
hice nada así que por su bien no me hará nada a mí – me dijo mirándome a los
ojos y acariciando suavemente mi mejilla con su pulgar mientras su otra mano me
mantenía por la cintura, muy cerquita de él, tanto que un poquito más y estaría
sentada sobre sus muslos.
Capitulo 7.
Pov. Marta.
Es la primera vez que nos invitan a una
fiesta así que Claudia y yo hemos decidido salir de compras al centro
comercial, queremos cambiar de look, estamos hartas de que se metan con
nosotras por lo tanto, está noche vamos a dejarlos a todos con la boca abierta.
Hoy ya es viernes y no habíamos
conseguido decidir que nos pondríamos está noche, así que salimos de compras,
no les dijimos nada a los chicos porque nunca antes nos habían visto así y
seguramente será un gran cambio ante sus ojos.
-
Mira
Marta - me dice Claudia, señalando una de las tiendas - entremos ahí.
Le digo que vale y ambas entramos, hay un
montón de ropa preciosa, no sé por dónde empezar, así que decidimos que primero
buscamos el de Claudia tras dos horas probándose ropa estamos indecisas entre
tres vestidos, al final nos decimos por uno de todos ellos.
Un vestido de palabra de honor, en
azul cielo, con pedrería en la parte del pecho, bastante corto, con una
falda de vuelo en gasa, unos tacones color negro y un bolso de mano del mismo
color. Una vez que hemos decidido el suyo empezamos a buscar uno para mí y tras
dos infernales horas más probándome vestidos nos decidimos por uno muy hermoso.
Uno en azul oscuro, con corte de palabra de honor y un forraje de encaje
pequeño haciendo unas hombreras gruesas, con pedrería en el pecho y una falda
idéntica a la de Claudia, unos zapatos de tacón rojos con el bolso de mano a
juego.
Tras por fin elegir los vestidos y pagarlos salimos de la tienda para irnos a nuestra cita en la peluquería.
Cuando ya ha pasado una hora y media y
nuestras nuevas mechas están terminadas, aclaradas y desenredadas, empiezan a
peinarnos, menos mal que pedimos que nos peinaran a las dos al tiempo. Cuando
ya nos terminan de peinar 45 minutos después, Claudia va hermosa. Aunque yo no
me quedo atrás, o al menos eso dice mi mejor amiga. Pagamos la peluquería y nos
vamos cada una a nuestra casa, como el camino es el mismo, el taxi nos deja en
la puerta de mi casa.
Pov. Claudia.
El taxista nos dejó a Marta y a mí en la
puerta de su casa.
Cuando entramos en la casa Marta grita un
"ya estoy en casa" pero nadie responde así que aprovechamos para
darnos un baño relajante, las esteticista viene en media hora a maquillarnos
así que no tenemos mucho tiempo, ya en el baño de mi cuarto me recojo el pelo
en un moño para no mojármelo y me doy un baño. Cuando salgo me envuelvo en
una toalla y salgo de mi baño particular, me pongo un pijama fácil de quitar
para no despeinarme y me deshago el moño, en ese mismo momento llaman al
timbre, sé que viene la chica que nos maquillará por lo que bajo corriendo las
escaleras y le abro la puerta. Son las 7 de la tarde y la fiesta es a las 9 así
que todavía me queda tiempo, voy a mi cuarto junto con Barbie, así me ha dicho
la chica que se llama, es de mi misma altura rubia con mechas californianas
rosas, si, así es, como una de las cantantes de Sweet California, pero en fin,
el aspecto de Barbie es el de menos, ya en mi habitación y tras hora y media
maquillándome, se va al otro cuarto con Marta y la maquilla también, le pagamos
su bastante cara sesión y la despedimos dándole las gracias mientras casi la
empujo hasta la puerta, para volver a subir corriendo a vestirme, los chicos no
tardaran en gritar para que bajemos.
Justo cuando me termino de poner los
zapatos y subir la cremallera del vestido alguien me llama.
-
Claudia
termina de una vez y baja que vamos a llegar tarde.
Esa voz no es de mi
hermano pero sé de sobra de quien es, cojo el bolso, meto mi móvil y mi
pintalabios dentro y salgo de mi cuarto, antes de bajar las escaleras veo
a mi Lucas – pero que guapo vas tú ¿no? Voy a tener que apartar a muchas
lagartas esta noche – el se gira sonriendo pero cuando me ve su sonrisa se
borra y esa expresión en su cara… - creo que mejor me cambio.
-
¿Pero
qué dices? Claro que no vas a cambiarte, así estás perfecta. Más bien ven aquí
y dame un beso. – me dijo Lucas tirando de mi mano para acercarme a su cuerpo y
así poder atacar mis labios con un beso demoledor mientras me sostenía de la
cintura, aunque sus manos estaban bajando hasta acomodarse en mi trasero y
pegarme mucho más a su cuerpo. – vámonos ya o cometeré una locura, como subir
contigo hasta mi cuarto y hacerte el amor hasta el amanecer.
-
Tampoco
es como si fuera a quejarme por ello.
-
Grrr,
eres malvada, mejor vámonos ya.
Salimos y nos subimos a su coche, al
llegar aparcó en el jardín de la casa y se bajo para abrirme la puerta y así
tenderme una mano para ayudarme a salir. ¡Es tan caballero! Al llegar a la
puerta tocamos al timbre y nos abrió Melodía casi de inmediato, cuando vio a
Lucas se tiró a su cuello para besarlo pero él la apartó de mala manera y entró
tirando de mi mano.
Capitulo 8.
Pov. Iván.
No paraban de llamar a la puerta de mi
casa, ¿qué demonios le pasa al mundo con mi puerta? ¿Nadie puede llamar sin
correr el riesgo de tirarla abajo? Tomé a Alejandra en brazos que estaba
justo debajo de mis piernas jugando con un par de muñecas y abrí la puerta,
eran dos patrullas de la comisaría de mi padre. Al ver a la niña en mis brazos
transmitieron por sus walki talkis esos raros que llevan enganchados al hombro
que la niña estaba a salvo, nos hicieron subir a Larry y a mí al coche junto
con mi sobrina claro está, al parecer Gaby y León habían desaparecido.
Pov. Izan.
Llevamos años tras la pista de Pablo
Castillo, ese desgraciado fingió su muerte después de darse cuenta de que no
podía devolvernos el dinero que nos había pedido. Después de diez malditos años
tras su pista le encontramos y llevábamos varias semanas vigilándolo,
pensábamos pedir rescate por él, pero después de cómo lo trato su hija está
mañana sabíamos que nadie daría un duro por él.
Después de meditarlo, bastante poco para
ser sincero, decidimos ir a por alguna de sus hijas y la única a la que
habíamos visto era a esa tal Gabriela, que maldita nuestra suerte porque era
policía, aunque después de impactar nuestro coche contra el coche callo
inconsciente y no tuvimos problema para llevárnosla, ella no daría un céntimo
por su padre pero su padre daría su vida por ella asique bonita, eres nuestro
cheque en blanco contra tu padre, y me divertiré de lo lindo contigo, aunque
primero tendré que deshacerme de tu novio, lo soltaré en algún lado, total, no
nos habéis visto.
Pov. León.
Volví a quedarme dormido, o tal vez me
desmaye, quien sabe las drogas que nos habrían metido en el cuerpo. Cuando
volví a despertar estaba en la puerta de la comisaria de mi padre, estaba en
uno de los bancos sentado, no estaba amarrado a nada, y no había sido un sueño
porque Gaby no estaba conmigo. ¡Maldición!. Entré corriendo y me subí al
ascensor, necesitaba hablar con Carla y con mi padre, necesito recuperar a
Gaby, no puedo perderla, no a ella.
Pov. Gaby.
Poco a poco me fui despertando para darme
cuenta de que estaba atada a una silla, en medio de una habitación mugrienta y
sucia. Intente soltarme varias veces sin éxito. Todavía tenía el regusto del
cloroformo. El regusto sería algo así como cuando hueles mucho perfume y sé te
queda un sabor amargo en la boca como si le hubieras dado un trago al bote de
la colonia, así sin más.
En fin, el caso es que estoy atada a una
silla, recuerdo que iba con León para mi casa cuando un coche nos envistió,
íbamos a… mierda, a celebrar nuestro compromiso.
-
Buenas
Gabriela. – dijo un chico entrando por la deteriorada puerta, no sé ni cómo se
mantiene aún en pie.
-
¿Quién
eres? - le pregunté - ¿dónde está mi novio? -
-
Tu novio
estará con su papa, o tal vez con el tuyo, quién sabe -
No sabía lo que quería decir pero al
menos sabía que León estaba bien, con Rubén siempre estaría bien.
Pov. Rubén.
Sé oyó el pitido familiar del ascensor al
abrirse y vi entrar a León casi corriendo en la comisaría.
-
Papá,
papa tienes que encontrarla por favor, no puedo perderla, no a Gaby,
encuéntrala.
-
A ver
León, respira y repite porque no me he enterado de nada -
-
Que
tienes que encontrar a Gaby, como la pierda me muero - repitió después de respirar
hondo y recuperar el aire - No puedo perder a Gaby papá, nos secuestraron a
ambos, porque me desperté atado a una silla pero después volví a caer
inconsciente y me he vuelto a despertar en la puerta de la comisaria -
-
León,
tranquilo, respirar que vas a hiperventilar, la encontraré, puedes tenerlo por
seguro, no la vas a perder ¿vale? -
León se sentó en una silla y empezó a
respirar hondo varias veces para tranquilizarse.
Comentarios
Publicar un comentario